Mi papá siempre ha sido un luchador, recto, consecuente, derecho; de izquierda, antes socialista y hoy militante de la vida. Ha recomenzado muchas veces, en el exilio en Italia, luego en Ecuador, para rehacerlo posteriormente en Chile cuando le fue eliminada la L del pasaporte.
No se ha quejado, ha pataleado si, cada vez que se sintió atropellado, envió cartas, reclamó y consiguió lo que buscaba. Recomenzó cada vez, en silencio, de a poco en compañía de mi madre, que siempre lo ha acompañado en cada una de las aventuras que se le han ocurrido (y no son pocas).
Es un hombre al cual siempre las cosas le resultan, no porque tenga suerte, sino porque le pone todo el empeño y tezón del mundo.
Hoy está un poco más debilucho, ha comenzado a quejarse, pero de dolor físico, le han empezado a encontrar algunas debilidades , que aún no tienen nombre, pero que se sospechan difíciles y es complicado verlo más apagado y asustado y por primera vez en la vida dependiendo de los otros. No cree que los hijos estamos orgullosos de poder darle una mano, no se deja cuidar mucho, lo relaciona con la dignidad y la independencia y eso a veces, complica todo.
¡Como sea estaremos con él siempre!