jueves, septiembre 28, 2006

El trato a la Tercera Edad en los Hospitales Públicos

El martes 26 de Septiembre, me tocó acompañar a mi padre a Valparaíso al Hospital Van Buren, ya que debía hecerse un chequeo para operarse de cataratas; él vive junto a mi madre en Santiago y en El Quisco; habitualmente son ellos quienes hacen todos sus trámites ya que son muy celosos de su autonomía e independencia, pese a tener 79 y 74 años respectivamente. Pero la semana anterior le suspendieron la licencia de conducir a mi padre, producto precisamente de su dolencia a la vista.

Debía presentarse en el Hospital a las 8 A M, cuestión que era algo incómoda considerando que no vive en Valparaíso y que no puede manejar; pero con voluntad las cosa se resolvió; suspendí mi trabajo de ese día, y partimos algo somnolientos a las 5:30 de la madrugada rumbo al puerto.

Obviamente, llegamos antes que la mayoría del personal, no así de los pacientes; la sala espera se encontraba bastante concurrida de personas mayores en espera de ser atendidas, por esas casualidades de la vida, todas habían sido citadas en ayunas...aún cuando muchos de ellos eran diabéticas y esa condición no les permite largos períodos de ayuno (incluido mi padre).

Alrededor de las 8:15 comenzó a llegar el personal y los pacientes comenzaron a inquietarse y mágicamente se organizaron diciendo quien había llegado primero, quién después, etc. la cosa es que en cuestión de minutos estaba todo muy claro sin necesidad de la presencia de nadie especializado.

Para nosotros, los afuerinos, el tema fue algo más complejo ya que como no conocíamos el lugar no sabíamos donde debíamos esperar, al momento de tratar de saber cual era ese lugar 3° piso o 4° piso, comenzó el caos, mi padre no figuraba como paciente,después si; no debía estar en ayunas, debía estar a las 3 de la tarde no a las 8 y luego a las 8 y no a las 3, en fin, lo único claro era que no necesitaba ayuno por lo que mi padre partió raudamente a tomar café y galletas ya que estaba que se desvanecía.

Pasaron algunos minutos y aparece una auxiliar y dice "no hay ningún médico porque se fueron todos al Congreso de Oftalmología en Argentina"...se produjo un silencio eterno, las caras de las personas estaban desencajadas, empezó un murmullo hasta que una señora saca la voz y dice ¿"Cómo es posible que nadie avise por teléfono si a través del teléfono nos citaron"?
- La auxiliar con cara de yo no tengo nada que ver responde -"pregúntele a la gente de estadísticas ellos son los encargados"- las señoras se movían de un lado a otro, murmullos iban y venían, pero nadie se atrevía a defenderse (el promedio de edad allí no era inferior a los 75 años). En un momento aparece una enfermera con su uniforme y con su cara muy sería y dice "¿Acaso ustedes no saben que estamos en Paro? estoy funcionando con un 20% del personal, ¿ustedes saben cuánto gana esta auxiliar; - silencio- yo les digo; un sueldo de hambre...etc. etc". A esas alturas las personas que allí se encontraban ya tenían cara de culpables por el sólo hecho de estar allí.

La mugre se aparecía por todas partes, basura, las murallas sucias, las frazadas de las camillas con agujeros, pero lo más indignante era y será siempre el maltrato.

Pedí el nombre de la enfermera para poner un reclamo, pero me fue negado. Esperé que me bajara un poco la indignación, entré busqué su oficina y le hice saber mi impresión, me acusó de haberla "tuteado" (cuestión intrasendete que hice cuando ella llegó pensando en que era una paciente más ya que se encontraba sin su uniforme y nosotros estabamos pérdidos sin saber donde esperar), y también que pondría un reclamo formal. Me escuchó, se comprometió a revisar la situación particular de mi padre, en relación a las descoordinación existente.

Evidentemente el resto de los ancianos que allí se encontraban fueron haciéndo abandono del lugar uno a uno, decepcionados, tristes y maltratados.

Me parece que un país que no cuida, que no respeta a sus adultos mayores no es un país que se pueda desarrollar y menos crecer.

¿es ese el Chile que queremos?

3 comentarios:

Pablo dijo...

Hola Paty, gusto de encontrarte de vuelta por la blogósfera !
Bien impresionante tu relato, mehace pensar varias cosas.
Primero, que es el colmo como se trata en Chile a los adultos mayores. El otro día consultaba justamente un dato que decía que hay algo así como 800 hogares de adultos mayores en todo Chile autorizados y que por cada uno de ellos habría algo así como 3 clandestinos...
Segundo, la mala calidad de la atención en general en los hospitales públicos. Y no estoy de acuerdo con que sea un reflejo de los malos salarios (que tal vez probablemente así sea), pero el paciente debiese ser siempre la prioridad y es horrible ver como este principio tan básico muchas veces no se respeta..
Y por último, en particular la atención en el Van Buren deja mucho que desear. Justamente hace algunos mese falleció allí un tío mío que, si hubiese recibido una buena y oportuna atención, lo más probable es que aún estaría aquí con nosotros.
Así que comprendo y compartoi tu indignación.
Un abrazo, Pablo.

pd: y muy bello tu gesto de traer a la memoria a Patricio Bunster. Mis padres lo conocieron bastante cercanamente en el exilio y algunos recuerdos tengo de él. Un gran hombre, hoy en la tarde al inaugurar un exposición sobre la vida de Víctor Jara, frente a La Moneda, se le rindió también un merecido homenaje por parte de la rpesidenta.

Paty dijo...

Pablo, gracias por la empatía.
Un abrazo

Paty

I Carmen M. dijo...

Hola Paty:
Hace casi cinco anos que mi madre falleció en la posta central de Santiago. Fue terrible la lucha para poder estar con ella en sus últimos momentos, solo permitían la entrada una vez al día. Hable con una Dra. que me hizo una carta autorizándome a entrar a la hora de las "comidas", pero como mi mama no era alimentada vía oral la enfermera se encargo de no dejarme entrar. Luego llego otra enfermera al turno y me dijo que podía entrar solo un ratito. Al día siguiente fui nuevamente pero había otra enfermera y me fui quedando . En ese momento mi mama estaba muriendo y le dije ala enfermera y me dijo que no importaba que igual me tenia que ir, a lo que me negué, me amenazo que llamaría a seguridad para que me sacaran. Cuando llego seguridad ya mi madre había fallecido. Y me fui de allí sintiéndome humillada, aunque agradecida de haber podido estar en sus últimos minutos de vida. 45 días antes había muerto mi hermano en el Hospital Salvador, solo ya que no le permitieron a mi cuñada estar con el en sus últimos momentos. Yo me pregunto de que estamos hechos?, por que permitimos que nos atropellen así?. Por que tenemos un sistema publico de salud tan inhumano?
Te cuento que mi hermano y mi madre no eran indigentes. Entonces como los tratan a ellos?
Gracias por permitirme hacer este comentario que es un sollozo que me sale del alma